La revisión regular de un plan de autoprotección es esencial para garantizar su eficacia y relevancia. La frecuencia de estas inspecciones puede variar según la naturaleza de la organización y los riesgos asociados. Se recomienda realizar comprobaciones anuales o más frecuentes, involucrando a los responsables de seguridad y gestión de emergencias. Además, se deben realizar actualizaciones inmediatas en caso de cambios significativos en la organización, como adquisiciones, modificaciones en la estructura o identificación de nuevas amenazas. La evaluación constante de riesgos y el ajuste del plan a las condiciones cambiantes aseguran una respuesta efectiva ante situaciones de emergencia, fortaleciendo la capacidad de autoprotección de la organización.

A nivel normativo se plantea una revisión cada 3 años, aunque no se haya realizado ninguna modificación en la empresa.